La guerra que ha tenido en vela a diferentes tipos de empresas estaría próxima a terminarse, aunque ninguna de las partes se atreve a develar los detalles.
Hoy, 13 de enero, el viceprimer ministro chino, Liu He, llegará a Washington para firmar lo que sería el primer paso del acuerdo comercial entre las dos potencias económicas.
La guerra comercial que se tradujo en imponerse aranceles mutuamente, cierres de mercado y empresas reprogramando sus estrategias de comercio, importación y exportación gracias a las fluctuaciones de las monedas y los costos extra que la pugna les ocasionó.
A esto se suma a las restricciones del gigante asiático que frenaban las inversiones extranjeras en el sector financiero, medida que Estados Unidos pedía se aboliera para llegar a un acuerdo comercial que, sí o sí, termina afectando al planeta entero.
Ahora que desde el 1 de enero las empresas extranjeras especializadas en los contratos a plazo pueden invertir en China, sin importar la cuantía de los capitales; y con la visita que llega hoy a suelo norteamericano, se espera que las tensiones económicas disminuyan.
Otra incógnita que se espera resolver son los detalles de esta primera fase del acuerdo, qué sigue hacia adelante y cómo afectará esto a los procesos económicos, logísticos y de exportación a nivel mundial.